(Fuente: Cineuropa – Fabien Lemercier)
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¿Qué le empujó a centrar la película en un pueblo alemán en vísperas de la I Guerra Mundial?
Hacía más de diez años que trabajaba en el proyecto. Mi principal objetivo era presentar a un grupo de niños a los que se inculcan valores considerados como absolutos y cómo los interiorizan. Si se considera un principio o un ideal como algo absoluto, sea político o religioso, se convierte en inhumano y lleva al terrorismo. También había pensado en otro título para la película, “La mano derecha de Dios”, ya que los niños aplican al pie de la letra los ideales y castigan a aquellos que no los respetan al cien por cien. Por otra parte, la película no habla solo del fascismo, sería una interpretación demasiado fácil al transcurrir la historia en Alemania, sino del modelo y del problema universal del ideal pervertido.