Por Abel Tejo (La Factoría.cl)
“1819. Una niña nació en un Palacio de Londres. Atrapada entre dos tíos reyes, el rey de Inglaterra y el rey de Bélgica”. Éstas son las primeras líneas de “La Joven Victoria”, película dirigida por Jean-Marc Vallée, quien tiene a su haber pocas películas, dentro de la que destaca la brillante pero desconocida C.R.A.Z.Y. del año 2005. En el reparto nos encontramos con Emily Blunt en el papel protagónico de Victoria, Rupert Friend como el príncipe Alberto y Paul Bettany como Lord Melbourne.
“Atrapada”. Ésa es la sensación que transmite y que hasta explica desde un comienzo Victoria. Desde pequeña confinada a un palacio que para ella es más cárcel que hogar, sin poder disfrutar de una niñez normal con otros niños, poder hacer lo que cualquier otro niño hubiera hecho. Victoria está condenada a ser reina, o al menos así lo siente ella.
Al ser una película histórica, la comparamos con otras películas similares, como el buen trabajo de Sofía Coppola en María Antonieta, o la intensa “La Otra” (The Other Boleyn Girl), basada en la tórrida vida de las hermanas Bolena. “La Joven Victoria” es muy similar en cuanto a argumento a la primera película mencionada. Victoria es una joven de fuerte carácter, decidida, pero que sólo desea disfrutar la vida al menos en los pocos respiros que le da la vida de palacio.
Este argumento está muy bien desarrollado. Al pasar los minutos realmente se logra transmitir al espectador la sensación de encierro y de angustia por estar fuera de toda esta vida de realeza, hasta de ser otra persona. Los personajes estás muy bien trabajados. Todos logran convencer desde un comienzo que sí estamos en pleno siglo XIX. Los gestos, el uso del lenguaje formal perfecto, la postura corporal, hasta el caminar de los personajes está muy pulido y se nota preocupación extrema en que estos detalles den al espectador la sensación de época que ciertamente estas películas necesitan como mínimo.