Comentario sobre la imperdible «London River»

London-River-Brenda-BlethynSu discreta emotividad probablemente la descarta como objeto de culto de cierta crítica inflexible con la filtración de sentimientos en el cine, y sin embargo entendemos que la desarmante honestidad microscópica deLondon Rivertiene esa rara propensión al equilibrio que la hacen susceptible de caer bien a la crítica mundana y al público llano con hambre ocasional de historias pequeñas. Ambientada en la ansiedad deprimente e irrespirable resultante del atentado integrista perpetrado por fundamentalistas islámicos en 2005, la cinta recoge en un alarde de sensibilidad los restos del naufragio de una insólita pareja de husmeadores entre los escombros de la tragedia.

Dos seres de planetas distantes unidos por el dolor y la búsqueda obstinada de un hijo ausente que se aportan calor mutuamente econtrando paz en la mirada del otro.Rachid Boucharebacuña aquí un interculturalismo no didáctico, no enfatizante ni machacón; su película no tiene voluntad de atlas de geografía humana, y eso la hace grande; la escala del drama es minúscula, a quemarropa, no cae el director francés en la tentación de los grandes discursos, de la reivindicación de trazo grueso, en el mensaje solidario de cartón. Su película crece sin prisa, asentando los cimientos sobre los que se sujeta bordando el equilibrio trágico de una historia que nunca se escora hacia la caverna del melodrama histérico, o del cine socialmente comprometido y con mensaje.

Todo es mucho más modesto, más humilde en este pedazo de celuloide perfectamente orgánico que encuentra su razón de ser en el inolvidable mano a mano que construyen Brenda Blethyn (actriz eternamente mayúscula) y el desconocido Sotigui Kouyate, dos intérpretes en estado de gracia que sostienen con una admirable contención el peso dramático deLondon River, una película con pocos peros.

Fuente: http://www.20minutos.es/cine/cartelera/pelicula/30827/london-river/

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